¡Y un día… nos volvimos a encontrar! - Colegio Manuel Belgrano (Temperley)
Empezamos el año escolar aquel 2 de marzo con muchos proyectos y con toda la alegría de compartir un curso que estaba lleno de ilusiones: abrazos en el patio, mochilas nuevas, uniformes impecables y la sonrisa en cada rostro por el reencuentro con los amigos y las seños. Todo estaba listo…
Sólo pasaron dos semanas cuando, por motivos que todos ya conocemos, tuvimos que quedarnos en casa. Lo importante era cuidarnos entre nosotros y tener la confianza puesta en Jesús, a quien le confiamos la salud de todos los miembros de la comunidad.
Fue un año en el que la creatividad y la capacidad de adaptación sobresalió en cada uno. El desafío fue inmenso, pero la confianza también. Un año de muchos aprendizajes, que nos ayudó a valorar la cercanía de los amigos y compañeros, el abrazo y los mimos de las seños, secar las lágrimas producto de un desacuerdo con los amigos, compartir el mate en el patio o sala de maestros… Entendimos que lo más necesario e importante era permanecer cerca de los nuestros, aunque a la distancia. Buscamos estrategias que nos ayudaran a seguir conociendo el mundo que nos rodea y a resolver los problemas con ingenio y creatividad… Nos acompañamos y nos ayudamos, nos tuvimos paciencia e hicimos malabares para no perder el buen humor cuando internet iba y venía o se nos cortaba la luz. Un año del que recordaremos muchas cosas.
Todos esperábamos volver pronto, pero pasaban las semanas, los meses, y seguíamos en casa. Hasta que un día nos permitieron volver al cole para “revincularnos”. Gracias al Sagrado Corazón nunca perdimos el vínculo que nos unía, pero ahora teníamos la oportunidad de vernos, aunque fuera un ratito, en nuestro querido colegio Belgrano. Claro, sólo con los chicos de sexto… De inmediato nos pusimos a trabajar y a pensar para tener todo dispuesto: papeles, patios, insumos, autorizaciones, sillas, cartelería…. Lo que siempre tuvimos listo desde aquel 2 de marzo era el corazón.
Cuando el 16 de noviembre se abrieron las puertas del colegio, estábamos tan contentos que nos costó entender la nueva forma de saludarnos y fue todo un desafío poder escucharnos a través de barbijos y máscaras… pero la alegría de los chicos y profesores era tan grande que superó cualquier barrera.
Le pedimos al Sagrado Corazón y al Corazón de su Santísima Madre que nos cuiden y nos protejan para encontrarnos pronto, para no perder lo más importante de la escuela: el encuentro de corazones.
Claudia Paladino, Directora de Primaria
Colegio Manuel Belgrano (Temperley)
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