Testimonios del Tinkunaco 2024
NOTA: El Tinkunaco se desarrolló del 2 al 4 de agosto y reunió a unos cincuenta chicos del último año de Secundaria de nuestros colegios. También participaron exalumnos como animadores y los miembros del Equipo de Animación Pastoral.
Desde el primer momento supe que esta experiencia iba a ser única. Cuando recibí la invitación al Tinkunaco entendí que tenía muchas cosas por resolver y confié que este viaje me iba a ayudar en eso. La preparación para esos días fue acompañada de muchos nervios y de muchas dudas, sin olvidar la felicidad que me envolvía.
Llego el día de empezar un viaje único y cerrar una etapa llena de dudas y complejos que me consumían día a día. El primer momento de conocer gente nueva fue inolvidable, ya que los nervios y esas expectativas grandes que le ponemos a esos momentos hicieron que no sólo fuera único, sino también hermoso. Al llegar a Venado Tuerto entendí dónde estaba y para lo que me habían convocado: no fui sólo a reconectar con esa persona que pensé que ya había perdido, también fui a ayudar al resto.
Esos tres días nos mostraron distintos aspectos, tanto nuestros como de la fe. Una de las actividades en las que más profundicé fue en el ver mi interior, ya que es algo que no hago normalmente. Siempre prioricé a los demás antes que a mí… hasta llegué a perderme en el camino. Pero esta experiencia me hizo darme cuenta de que, por más alejados que estemos, nunca vamos a estar solos, siempre va a haber alguien para escucharnos y acompañarnos.
Este encuentro fue inigualable, no sólo por las personas que fuimos, sino que también por las personas que nos acompañaron: los coordinadores, los catequistas y el Hermano Emilio. Sin ellos nada hubiese sido tan hermoso como lo fue, hicieron que la comodidad fuera una de las cosas principales, que las risas no faltaran y que las expectativas se cumplieran. Siempre les agradeceré ese momento.
El mismo día en que llegamos el Hermano Emilio dijo: “Están acá para conocerse y conocer su vínculo con Dios, puede que encuentren a su media naranja, pero hoy estamos acá para otra cosa”. En ese momento no entendía el porqué de esa frase, sin embargo, Él tenía otros planes conmigo: conocí a una persona muy especial que me acompaño los tres días. Uno de los momentos que me llevo fue la hermosa charla en la que ambos conocimos mucho más que lo exterior de la otra persona. Doy gracias por la grandiosa persona que me llevo de ese viaje inolvidable.
Y llegó el momento de volver y de llevarse todo lo aprendido, de despedirse de las personas que conocimos, de los momentos compartidos, de las lágrimas que dejamos por cosas que nos marcaron, de los mates que hacíamos y de las risas que escuchábamos y tanto nos gustaban. Ése fue un momento de muchas lágrimas.
En estos días aprendí a abrirme con el otro, a escuchar y acompañar a esas personas, a mejorar mi vínculo con Dios, del cual me había alejado, y a disfrutar cada momento, acompañada por los que me aman. Agradezco por elegirme para vivir esta experiencia y ojalá algún día pueda compartirla con otras personas. Me alegra que no sólo se hayan cumplido mis expectativas, sino que también fueran superadas.
Malena Núñez
C. A. de Buenos Aires
Cuando me invitaron a ir al Tinkunaco yo no estaba segura si decir que sí o que no, porque realmente no tengo a Dios presente en mi vida ni estoy metida en ninguna actividad del colegio parecida. Me animé a decir que sí por conocer gente nueva y tener una experiencia más en mi último año de colegio y fue una decisión de la que jamás me arrepentiré.
El Tinkunaco te cambia bastante por dentro, te enseña cosas nuevas, te ayuda a abrirte, a ser más sociable y te ayuda a sentirte escuchado. Yo me sentí realmente escuchada a la hora de compartir las actividades que hicimos y cómo nos sentimos.
Así que anímense a decir que sí, les van a quedar buenos recuerdos y van a conocer personas de buen corazón.
Mora Rey C. A. de Buenos Aires |
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