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Misión COR JESV - Uruguay


Del 17 al 23 de diciembre pasados, el grupo misionero Cor Jesv de Montevideo realizó su misión de verano en un pueblito ubicado en Canelones, llamado Migues, con una población de aproximadamente 2.000 habitantes.


Durante esos días, los misioneros sentimos el amor de Dios en cada lugar: en cada persona que nos abrió la puerta de su casa, en cada niño que jugó, se rió y escuchó en la catequesis de la tarde, en cada persona de la comunidad de la parroquia que hizo que nuestra estadía fuera más cómoda, en todos aquellos que hicieron que esta misión fuera posible… Cada hogar que visitamos, cada familia que encontramos, compartió con nosotros lo más valioso: su tiempo, su historia y su fe.


La vida en este lugar parece ser simple y tranquila, pero los misioneros pudimos descubrir algo más: la comunidad de Migues está llena de vida y de espíritu de solidaridad. Las personas allí, sin conocernos, demostraron amabilidad y disposición, tanto que en sólo una semana Natalia y Juan Carlos nos invitaron a su casamiento y Micaela a su fiesta de recibimiento. Este pueblito que a nosotros supo ser ajeno, en tan pocos días se convirtió en nuestro hogar, donde reinaba la paz y la alegría.


Esto es lo que trae este tiempo de Adviento: felicidad y paz por el nacimiento del niño Jesús. La Navidad nos invita a mirar con ojos nuevos, a vivir con un corazón abierto a los demás, tal como lo hizo Jesús, que vino al mundo para traernos esperanza y mostrarnos que Dios vive.


Como misioneros buscamos llevar esta esperanza a cada uno de los hogares: que Dios se ha hecho hombre y habita entre nosotros. Buscamos que cada niño que estuvo en la catequesis sepa que Dios es AMOR y que está en cada gesto, en cada abrazo, en todas las veces que ayudamos a los demás, y hasta en cada pelea, para reconciliarnos.


Como misioneros Corazonistas buscamos mostrarles a las personas el Corazón de Jesús, ese Corazón que ama y que perdona. No sólo llevamos este símbolo en nuestro pecho, en nuestra cruz misionera, sino que intentamos mostrarle a la gente que este amor infinito se encuentra en cada uno de ellos.

Al final, nuestra misión es plantar una semillita en este pueblo, una semillita del amor de Dios. Esperamos volver para seguir regándola con la ayuda de la comunidad que allí nos espera, pero de momento podemos decir: “misión cumplida”.


Gracias a la comunidad de Migues: al Padre Manuel, a Pierina, a Mariela, a Marisol, a Ramón (que nos hizo el pan más rico) y a todas las personas que nos hicieron sentir como en casa. Volvemos llenos del Espíritu Santo, felices y motivados para una nueva misión.


Julieta Salomone

Montevideo



En el siguiente enlace se puede ver el ÁLBUM DE FOTOS.


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