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La importancia de la lectura en la formación docente

Pensar en la importancia de la lectura en la formación docente me invitó a recordar mi camino lector, a dialogar con compañeras, amigos y familiares sobre libros, textos, capacitaciones y, sobre todo, habilitó la pregunta, la palabra. Entonces, en mi recorrido me pregunto: ¿por qué la lectura es importante?


Leer nos encuentra, nos acerca, nos invita a salir del individualismo para estar junto a otros y con otros compartiendo arte, información, historias, verdades, mentiras, debates, pensamientos, silencios y escuchas, nos invita a ir y venir en el tiempo. Leer implica un encuentro que va más allá de la realidad, nos invita a ir más lejos, a imaginar mundos, a viajar a otros tiempos para poder leer este momento, a pensar nuevas formas, a sostener las que elijo. Y de cada encuentro puedo afirmar que salí y salimos enriquecidos, llenos o vacíos, con ganas de más o preparados para un punto y aparte...


Leer como docente, para continuar formándome, me invita permanentemente a pensar cómo seguir y por dónde, a pensar de qué modo convoco para ser un vínculo entre la lectura y mis alumnos, mis compañeras y las familias. Las lecturas me brindan información, preguntas y respuestas para leer el mundo, para leer voces, miradas, la corporalidad, abrirme a los vínculos, acercarme al otro… Mi formación y la lectura me invitaron permanentemente a renovarme y afirmarme.


La formación docente habilita un espacio de intercambios, desafíos y muchos aprendizajes. Una mirada integral posibilita la comprensión y apropiación del mundo o lo que nos interesa de él y sus distintas maneras de comprenderlo y aprehenderlo.



En este camino de formación y lectura recuerdo uno de los últimos talleres que realice: “Encontrarnos en el susurro del lenguaje”, dictado por el Ministerio de Educación. En él una de las panelistas, María Emilia López (escritora, investigadora, activista cultural, directora del jardín maternal de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires), expresó el término “lecturar”: “Lecturar, reúne algo del verbo leer y algo del verbo amar. Algo así como trasvasar amorosamente a los otros el equipaje y las habilidades iniciales para construir, cada vez con mayor autonomía, la experiencia plena y emancipatoria de la lectura. Por eso lecturar supone una relación de compromiso e intimidad entre quien lectura y quien se lectura, como condición misma de la experiencia”.


Leer es un acto de amor propio, de amor hacia el otro, hacia la vida y el mundo. En el más grande de los libros encontramos cuatro palabras que nos acercan más aun a la lectura: “La palabra es vida” (cf. Jn 1, 1-4). Leer es vivir la vida desde el amor, generando un encuentro.


Para finalizar, comparto un cuento de Eduardo Galeano de “El Libro de los Abrazos”: “Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas dunas de arena, después de mucho caminar, la mar estallo ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre: ¡Ayúdame a mirar!”


¿Es posible habitar el mundo sin abrir una ventana para ver sus días, sus noches? ¿Qué sostuvo viva a Sherasade en las “Mil y una noches”? ¿Dónde estarían las palabras si no existiera la escritura? ¿Qué es leer? ¿Cuándo comenzamos a leer? ¿Leer más allá de las palabras?


Laura Avarucci

Docente de Nivel Inicial, Venado Tuerto

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