Encuentro de hermanos de la CALE
En este mes de octubre, la comunidad me invitó a participar de un encuentro de hermanos jóvenes (menores de 40 años) en Marinilla, Colombia, organizado por la Conferencia de América Latina y España (CALE). El mismo duró una semana, fue llevado a cabo en el Colegio Seminario Corazonista de dicha ciudad y participamos veintidós hermanos de diferentes nacionalidades: Colombia, Perú, Brasil, España y Argentina.
Estos días no fueron sólo un tiempo de formación y reflexión, sino también una gran oportunidad para vivir la alegría de la fraternidad. Desde el primer día que llegué me sentí acogido como si estuviera en casa y, al compartir la vida y reflexionar sobre nuestra vocación, constaté, una vez más, que, a pesar de las distancias y de las diferentes culturas, compartimos un mismo carisma Corazonista que nos hace familia.
Nuestras oraciones, reflexiones e intercambios estuvieron guiados por uno de los aspectos de la ordenanza del último Capítulo General: “Hermano, despierta la esperanza que hay en tu corazón y conviértela en la fuerza que dinamice tu vida religiosa entera”. Esta invitación, que busca dinamizar cada aspecto esencial de nuestra vida como consagrados, nos llevó a estructurar el encuentro en torno a un trípode compuesto por la fraternidad, el apostolado y la espiritualidad.
Además, fue una oportunidad para conocer con mayor detalle las obras que llevan adelante los hermanos en las distintas entidades. Cada noche teníamos un festejo en el que se ambientaba el lugar con elementos típicos de la cultura del país que tocaba y cada delegación presentaba la misión que la comunidad realiza allí. Al final de cada exposición compartíamos los desafíos y esperanzas que tenemos como hermanos jóvenes en cada contexto.
En la conclusión del encuentro, coincidimos en el deseo de llevar lo vivido esa semana a nuestras comunidades, renovados en el espíritu por la experiencia de fraternidad vivida. Esta experiencia me llenó de vitalidad y esperanza para que lo vivido no se quede sólo en mí, sino que sea llevado a todos los que Dios cruce en mi camino.
El encuentro fue un verdadero regalo de Dios, una ocasión para fortalecer mi vocación y renovar mi compromiso como hermano Corazonista. Me alegra saber que comparto con otros hermanos de mi edad el ideal de seguir a Jesús, como hermano entre los hermanos, y de llevar su Evangelio a los niños y jóvenes de hoy. No me queda más que agradecer a la comunidad que me permitió vivir esta experiencia tan enriquecedora.
Hno. Gastón Spahn
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