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Septiembre: Mes de la Palabra de Dios – Aniversario de Fundación del Instituto


Entramos en septiembre, el mes de la Palabra de Dios (como nos pide que digamos el Papa Francisco, en lugar de “mes de la Biblia”). Es preciso que durante este tiempo prestemos más atención a la Palabra, que nos lleva al encuentro personal con Cristo y nos hace crecer afectivamente. “La Palabra de Dios es viva y eficaz” (Hb 4, 12). Es viva porque procede de la inspiración divina y es eficaz porque alienta nuestra entrega: se ha “encarnado en nuestros corazones”, haciéndose visible o audible para las personas que nos rodean.

En un rápido recorrido por nuestro día, vemos que la Palabra es central en la espiritualidad y en la comunión con Cristo, es una referencia constante. Necesitamos agradecer este tesoro que nos habla de la amistad de Dios con la humanidad y de nuestra historia vocacional. Dios se ha servido de su Palabra para llamarnos y sostenernos en su seguimiento.

Al concluir el mes, el día 30, celebraremos el 199º aniversario de la fundación del Instituto, que este año es más significativo porque es el umbral al Bicentenario. Así comenzamos el tiempo de conmemoración de los 200 años desde que los primeros hermanos se consagraron a Dios. Nosotros somos un eslabón de esta cadena de la historia, recibimos una herencia espiritual que estamos llamados a acrecentar con el compromiso de vida y a trasmitir a los que nos siguen.

Igual que el Padre Andrés invitó a aquellos diez primeros a comprometerse como hermanos en Cristo, para ayudar a los niños y jóvenes de su tiempo, hoy sentimos la urgencia de seguir invitando a los jóvenes para que acojan y vivan el carisma Corazonista. Nos toca vivir este protagonismo: se trata sobre todo de “arder en el amor al Sagrado Corazón” y trasmitir esta luz y calor a otros muchos que tiene sed de autenticidad, de verdad, de Dios.

Cristo nos atrae hacia su Corazón y hace brotar del nuestro corrientes de “Agua Viva” (cf. Jn 4, 14). Esta celebración del Bicentenario nos rejuvenece en el Espíritu, pues Dios “hace nuevas todas las cosas” (Ap 21, 5), y nos impulsa a compartir esta riqueza con todos los colaboradores. Es preciso manifestar con emoción este acontecimiento, para que otros vean nuestra alegría y descubran que latimos con un Corazón rebosante de vida. ¡Feliz día del Instituto!

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