Junio, mes del Sagrado Corazón
En este mes dedicado al Corazón de Jesús, ante esta situación que estamos viviendo por el Covid-19, nos sentimos llamados a acoger sus palabras al pie de la letra: “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré” (Mt 11, 28). Ahora más que nunca se trata de vivir esta experiencia de descansar en Cristo. Acostumbrados al activismo, hoy se nos impone otro ritmo, en el que nos podemos dar el tiempo de estar de otra forma más personal e íntima con Él.
El carisma que hemos recibido lo trasmitimos al vivirlo. La espiritualidad del Corazón de Jesús y la vida fraterna en comunidad hacen que podamos expresar la pedagogía de la confianza. De otra forma queda en una teoría. Sólo ensañamos por lo que somos y vivimos.
La celebración de la Solemnidad del Sagrado Corazón (19 de junio) este año la vamos a vivir de forma diferente. Pero también recibiremos las gracias que necesitamos, en la medida en que nos demos a los demás, abramos el corazón y dejemos que el Espíritu nos infunda su Vida. Al entregarnos salimos de nosotros mismos y con los otros entramos en el Corazón de Cristo, que nos colma de gozo, pues “la felicidad está más en dar que en recibir” (Hch 20, 35).
El día 20 celebramos la fiesta del Inmaculado Corazón de María. Ella, como Madre y Maestra, nos da dos consignas bien precisas: “Conserven estas cosas y medítenlas en el corazón” (Cf. Lc 2, 19) y “hagan todo lo que él les diga” (Jn 2, 5). En la escuela de la mansedumbre y la humildad de Jesús está María, que aprende y nos muestra el camino, pues ya ha llegado a la meta.
“Conserven en el corazón” nos invita a permitir que el Espíritu nos vaya comunicando paulatinamente los misterios del amor de Dios. Y “hagan lo que él diga” pone el protagonismo en la gracia divina; sólo se nos pide el gesto de abrirnos libremente y dejar que Dios haga en nosotros su obra.
¡Feliz día del Sagrado Corazón!
Que Jesús nos haga arder en el fuego de su amor
y lo trasmitamos a todos aquellos
que nos miran como sus amigos y hermanos.
