Oración para el Bicentenario
La preparación de nuestro Bicentenario de Fundación nos presenta nuevos desafíos por la situación actual del Covid-19, pero por medio y en medio de ellos el Espíritu nos abrirá a nuevas formas de encuentro, pues Él es siempre novedad y creatividad.
Para ayudarnos a vivir este acontecimiento, el Hermano Mark Hilton, Superior General, ha preparado una oración del Bicentenario. Les invitamos a rezarla y a multiplicarla entre todos los miembros de nuestra gran familia Corazonista.
Que dicha oración del Bicentenario nos una y nos permita, a su vez, agradecer al Sagrado Corazón por sus gestos de amor hacia nosotros.
ORACIÓN PARA EL BICENTENARIO
Ven, Espíritu Santo,
llénanos con el fuego de tu amor.
Llena nuestros corazones de bondad, humildad y compasión.
Haznos lúcidos[1] frente a los desafíos de nuestro tiempo.
Que, como el padre Andrés Coindre,
podamos responder a las necesidades urgentes del mundo
con ánimo y confianza.
El hermano Policarpo, el hermano Javier
y nuestros demás antepasados,
hicieron de Cristo[2], en su misterio de amor, el centro de su vida.
Infunde en nuestros corazones la esperanza, la confianza y el espíritu de solidaridad.
Haznos testigos del amor
que Dios ofrece a cada uno de sus hijos.
Ven, Espíritu Santo,
llénanos con el fuego de tu amor.
Tu soplo condujo a nuestros antepasados
a los cuatro confines del mundo.
Danos la valentía de responder hoy a tus llamadas,
de difundir el amor de Dios[3] aquí y por doquier.
En cada etapa del viaje
y a lo largo de estos doscientos últimos años,
has suscitado la colaboración
de hombres y mujeres, religiosos y seglares,
para formar a los niños y jóvenes confiados a nuestro cuidado.
Amplía nuestra visión educativa,
estimula nuestra creatividad
y profundiza nuestro compromiso
por la formación integral de los niños y jóvenes[4].
Ven, Espíritu Santo,
llénanos con el fuego de tu amor.
Fundaste esta misión
sobre la experiencia profunda que el padre Andrés Coindre
hizo de la bondad y del amor de Dios[5]
por los niños desheredados y menos favorecidos[6] .
Suscita en el corazón de los jóvenes
el deseo de ser Hermanos del Sagrado Corazón,
compartiendo con nuestros colaboradores
este carisma y esta misión.
En este momento en que nos enfrentamos a nuestro futuro,
como hiciste con las generaciones que nos han precedido,
danos la gracia de saber poner nuestra confianza en ti,
haciendo realidad nuestra divisa y común esperanza[7]:
¡Amado sea el Corazón de Jesús!
Ven, Espíritu Santo,
llénanos con el fuego de tu amor.
[1] Règle de Vie N° 150
[2] Règle de Vie N° 112
[3] Règle de Vie N° 13
[4] Règle de Vie N° 149
[5] Règle de Vie N° 115
[6] Règle de Vie N° 155
[7] Règle de Vie N° 12