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Los hilanderos del tiempo. Con motivo del Bicentenario Corazonista

Atronadora, la voz,

irrumpe en el sur de Francia,

portadora de la gracia

que todo profeta lleva.

No le da tiempo a la espera

porque le apremia la infancia.

El profeta de Lyón

tiene un mensaje que dar.

No le alcanza predicar.

Sabe que solo no puede

construir lo que pretende

en su servicio de amar.

Andrés camina y camina

por las cárceles y calles,

asumiendo aquellos males

que ocupan su corazón.

Arrecia con su tesón

del Pieux Secours los portales.

El mensaje se hace grupo,

el grupo se hace fraterno.

Los hilanderos del tiempo

traman las telas sublimes,

y en cada uno se imprime

un corazón misionero.

Un corazón que arde en fuego

que lleva doscientos años,

bajo el lema animador.

Puesta la confianza en Dios,

con el estilo de hermanos,

tras el Hermano Mayor.

Policarpo fue el audaz

que transmitió la memoria,

marcando para la historia

rasgos claves del carisma,

siendo ejemplo con la vida

de dar a Dios suma gloria.

A la sombra de Fourvière

otras sombras se guarecen.

El amor filial que crece

con nombres de otros lugares:

del Carmen y Treinta y Tres,

sobrevolando los mares.

Pilar, Luján, la Merced,

Chiquinquirá, Aparecida.

Es la Madre más querida

venida de Nazaret.

Se hace manto cada vez

para sanar las heridas.

Dios Creador les confía

su sabia pedagogía,

mientras el Hijo les muestra

el Corazón en respuesta.

Y el Espíritu que anima

a comulgar con la vida.

Es tiempo de celebrar

ese fuego originario.

Llegar al Bicentenario

con telares renovados,

hilanderos de este tiempo:

¡es compromiso y legado!

Hno. Roberto F. De Luca (25/04/2020)

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