El desafío de la educación virtual
A continuación, presentamos tres testimonios de docentes que nos comparten cómo están dando clases y cómo llegan a sus alumnos a través de Internet. Es un desafío didáctico para los todos. El Covid-19, además de una emergencia sanitaria, provoca un cambio a nivel pedagógico, pastoral y comunitario.
Nivel Inicial de Benito Nazar
¿Alguien se imagina un jardín de infantes sin rondas, sin canciones, sin risas, sin silencios para escuchar un cuento, sin trenes para ir de un lado a otro? Parece imposible… Tampoco nadie se imaginaba que un día la única forma de cuidarnos para estar sanos y cuidar al otro sería quedarnos en casa. Así de simple y así de difícil… quedarnos en casa. Y de repente la magia de la maestra jardinera, que enseña letras o números con un juego, que arma una ronda o pide silencio con una canción, qué interpreta lágrimas y berrinches con paciencia zen, tuvo que encontrar otros canales. Guardamos el delantal (por un rato) y nos transformamos en “expertas en tecnología”. ¡Aprendimos un nuevo idioma! Nos encontramos planificando en un “call”, o en “Zoom”, subimos un “doc”, abrimos un “drive”, pegamos “links”, editamos videos... Esperamos el “clin”, “swish”, “pluc” de un mensaje que entra con la buena noticia de que todo llegó a su destino de manera exitosa.
Y aquí viene lo importante: nuestro desafío es, en este contexto, sostener nuestro compromiso docente con esos chicos que (aunque quizás sean los que más disfruten del “estar en casa”, muy cerca de mamá y papá) también extrañan a sus amigos, su sala, la ronda… Por ellos nos animamos a filmarnos enseñando una canción, nos exponemos con fotos divertidas, ideamos detalladamente cuál será la propuesta adecuada para que sigan aprendiendo, jugando, estimulando su imaginación.
Me pregunto qué extrañará el bolsillo de mi delantal… ¿Extrañará los títeres escondidos planeando el momento justo para asomar? ¿Los caramelos pegoteados? ¿El pañuelo siempre listo? ¿El gong que anuncia que podemos empezar? Todos juntos, listos… ¡Ya!
Yo extraño ir al jardín, extraño a los nenes, con los que comenzábamos a tejer redes, esas que duran para siempre, esas que sostienen cuando algún extremo se debilita. Por eso ahora es momento de seguir aprendiendo, animándonos, apoyándonos en los equipos que nos contienen.
¡Ánimo y confianza! Que el Sagrado Corazón de Jesús nos acuna entre sus manos.
Prof. Lucía Ortigueira (Sala de 5)
Nivel Primario de Temperley
No pasó mucho tiempo desde que escuchábamos la alarma y la rutina del día a día comenzaba, el 15 de marzo anunciaron la cuarentena preventiva y obligatoria y todo cambió. Fue un nuevo desafío para docentes, alumnos y padres. Preparar clases virtuales en el contexto social que hoy nos toca vivir genera muchos interrogantes y demanda el desarrollo y aplicación de nuevas estrategias.
En mi caso soy docente de tercer año de primaria, niños entre 9 y 10 años. En nuestra institución optaron por Google Classroom, una plataforma donde cada docente y alumno tiene un usuario y sube las clases con comentarios, adjuntando enlaces y archivos. También permite fijar una fecha de entrega, hacer devoluciones, correcciones y aclaraciones.
Hoy las clases comienzan cuando se encienden las computadoras, pero el trabajo del docente tiene mucha anticipación. Pensar y preparar cada trabajo implica salir de la estructura que teníamos para sentarnos a reflexionar muchas variables. La nueva generación es pionera en el uso de la tecnología con fines lúdicos. El uso de un archivo donde tienen que escribir, usar mayúsculas, signos de puntuación… ponen como desafío otros conocimientos que se reciben en informática, pero no son los más habituales. Resulta imprescindible y necesaria la intervención del adulto, en este momento son los papás quiénes me acompañan.
El mayor desafío se presenta al momento de planificar una clase. Suplir las intervenciones docentes y de los niños, el intercambio que tenemos, los conocimientos y ocurrencias de los niños que las enriquecen. La convocatoria al aula, tan lejana en este momento y tan necesaria, el encuentro en nuestro amado colegio, aprender jugando, compartir e interactuar todos juntos, eso tan humano… la tecnología nunca lo podrá suplantar.
Prof. Melina Goncalves Da Balinha (3er Grado)
Nivel Secundario de Venado Tuerto
Soy Emilio Rodríguez, docente de Sociología, Historia, Derecho y Construcción de la Ciudadanía del colegio Sagrado Corazón de Venado Tuerto. Esta situación de cuarentena nos hizo cambiar a todos. Siempre se dijo que la forma de enseñanza debía cambiar, “aggiornarse” a los nuevos tiempos, y esta pandemia no nos dejó otra opción que modificar nuestra manera de dar clases.
Básicamente en el colegio cada uno sigue haciendo lo que hacía habitualmente, con la salvedad de que ahora lo hace desde su casa. Los directivos nos pasaron a todos los docentes los lineamientos y el marco general de actuación a partir de esta problemática, por todos conocida. Los docentes planificamos las clases y actividades para los alumnos. Los preceptores colaboran con nosotros de forma constante, especialmente si algún alumno no está cumpliendo con lo solicitado por nosotros o no se está conectando por internet, comunicándose con las familias directamente.
En mi caso utilizo la plataforma digital del colegio. Ahí me comunique desde el principio para avisarles cómo iba a trabajar con mis alumnos y la forma que tenían para poder conectarse. Con todos los cursos trabajo con Google Classroom y uso Zoom para las clases teóricas. También utilizo el correo electrónico para casos puntuales con algunos alumnos.
Hay que planificar bien el tiempo que puede insumirle al alumno lo que le pedimos, porque los tiempos del aula no son los mismos de la casa. Depende, además, de la disponibilidad tecnológica que tenga la familia del alumno.
Estos tiempos están dejando, a mí entender, varias enseñanzas. Una de ellas es que el vínculo maestro-alumno es indispensable e irremplazable. También queda demostrado que, por más confortables que estemos en nuestras casas, no podemos estar bien si no estamos con otros. Somos seres sociales y estar con los demás, poder saludarlos, abrazarlos, estar cerca, nos hace bien.
Prof. Emilio Rodríguez