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Nuestro retiro Provincial: Él vive y nos quiere vivos

“La juventud es un tiempo bendito para el joven y una bendición para la Iglesia y el mundo. Es una alegría, un canto de esperanza y una bienaventuranza” (CV 135).

Entre los días 27 de enero y 2 de febrero los Hermanos de la Provincia realizamos nuestro retiro anual en Temperley (Provincia de Buenos Aires). Fue predicado por el Padre Antonio Santillán cmf, quien nos animó en nuestro ser consagrados en la misión, desde la exhortación postsinodal “Christus vivit”, del Papa Francisco, cuyo subtítulo es: “Él vive y te quiere vivo”.

Si bien la exhortación está dirigida primeramente a los jóvenes, también lo está a todo el pueblo de Dios, en el cual nosotros, Hermanos del Sagrado Corazón de la provincia de América Austral, estamos insertos, por lo tanto, también nos quiere vivos. Vivos para dar vida, para continuar dando nuestras vidas, cual reflejo de la suya, para que otros tengan vida y la tengan en abundancia. Vivos para ser vivificados por su vida, desde otras vidas, las más pequeñas.

Nos dice el Papa: “Él está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más que te alejes, allí está el Resucitado, llamándote y esperándote para volver a empezar. Cuando te sientas avejentado por la tristeza, los rencores, los miedos, las dudas o los fracasos, Él estará allí para devolverte la fuerza y la esperanza” (CV 2). Nos quiere vivos… aunque nos sintamos avejentados, con miedos e incertidumbres ante el futuro, sigue llamándonos y esperándonos… para darnos su vida que es fortaleza en esperanza activa.

Dos íconos bíblicos expresan de forma elocuente nuestra especificidad en la llamada a dar vida:

- Mc 10, 13 -16. Dar vida siendo como los niños, servidores por contacto, así es el Reino de Jesús. Contacto y servicio que se materializan en la presencia, en el compartir, en la escucha empática y generativa como acto de fe y en el abrazo que envuelve las historias de vida. “Sólo lo que se abraza puede ser transformado” (CV 120).

- Mc 5, 21-43. Allí vemos a Jesús que toma de la mano a la niña dormida y le ordena: “Talita kum”. Contacto con su vida y nuevo despertar a la exigencia de una madurez comprometida.

Y así volvemos a nuestras fraternidades maduras, con la exigencia de ponerlas en contacto con los niños y jóvenes que nos son confiados, para dejarnos impregnar por sus realidades y, desde ellas, construir juntos el Reino de Dios, presente ya en nuestra historia como bendición inacabada. Bendición hecha vida también en la memoria agradecida por los 75 años de profesión religiosa de los Hermanos Fermín y Andrés, quienes, con su presencia, nos dicen junto al Papa Francisco: “Ustedes son el ahora de Dios, que los quiere fecundos. Porque es dando como se recibe y la mejor manera de preparar un buen futuro es vivir bien el presente con entrega y generosidad” (CV 178).

¡Ánimo y confianza!

Hno. Daniel Impellizzieri

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