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El venerable hermano Norberto

Durante la celebración del 36º capítulo general, el Instituto de los Hermanos del Sagrado Corazón recibía información de que la Congregación para la Causa de los Santos iba a examinar la causa de nuestro hermano Norberto el 19 de mayo de 2018. Días más tarde, llegaba la noticia: con la opinión favorable de la citada congre­gación, el Papa Francisco declaraba venerable en la Iglesia al hermano Norberto.

El trabajo realizado en torno a su causa ha permanecido en gran medida en la sombra, a pesar de que varios hermanos han contribuido a lo largo de los años sin escatimar esfuerzo alguno. El hermano Blaise Toups, de la provincia de Nueva Orleáns, fue el promotor de esta causa durante años; para ello, se puso en contacto con quienes habían conocido al hermano Norberto, con aquéllos a quienes él había formado y enseñado, con los más cercanos a quienes había servido. Más adelante, el hermano Bernard Couvillion, siendo provincial de Nueva Orleáns, animó al hermano Jérôme Lepré a entrevistar a los que habían sido testigos de la vida y apostolado del hermano Norberto. El hermano Lionel Goulet, en su época de consejero general, se embarcó en la minuciosa tarea de redactar la Positio.

Paralelamente a estos trabajos, la Causa del hermano Norberto progresó gracias a los esfuerzos de la archidiócesis de Gulu, en Uganda, cuyos obispos sucesivos la apoyaron desde el inicio y realizaron las indispensables encuestas diocesanas.

Durante el capítulo, bastantes de entre nosotros no sabíamos mucho sobre la vida del hermano Norberto, ni sobre su experiencia misionera, ni sobre este proceso que iba tomando cuerpo discretamente en la trastienda. ¿Cuál es el sentido de todo esto? ¿Qué implica esto para nosotros?

Creemos y sabemos que ha habido santos que han caminado con nosotros, hombres cuya vida, presencia y apostolado han hecho eco de una manera particular en el corazón de Dios. Algunos han sido ensalzados, como el hermano Norberto; la mayor parte son desconocidos más allá de nuestras comunidades y provincias. Esta buena noticia confirma que la santidad es una realidad y que hay santos que viven entre nosotros. En cierto modo, este acontecimiento nos invita a perseverar en la oración, en homenaje a esos santos desconocidos y discretos que nos guiaron y formaron.

Él vivió plenamente su relación íntima con el Señor; dejó que esa relación tomase forma en el menor de sus actos. Como dice la Regla de vida, «Cristo nos une a su misión; infunde un amor que debemos propagar». (R 2)

De ahora en adelante, la vida del hermano Norberto anuncia esta realidad a toda la Iglesia. Numerosos son nuestros hermanos que han seguido la Regla fielmente, sin fanfarria ni trompetas. ¡Que el Señor continúe enviándonos hombres capaces de vivir en un espíritu de entrega! Así es como él nos llama a seguir siempre adelante.

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