Aniversario del fallecimiento del P. Andrés Coindre
Recordamos hoy un nuevo aniversario de la partida a la casa del Padre de nuestro Fundador, Andrés Coindre, el 30 de mayo de 1826. A modo de homenaje traemos a la memoria unos párrafos de una de las primeras biografías que de él se escribieron. Que recordarle y conocerle nos ayude a acercarnos cada día más al Corazón de Jesús, que fue el centro y motor de su vida.
“El P. Coindre reunió en su persona todos los rasgos del hombre superior. Su alta estatura, su fisonomía grave y dulce, sus ademanes majestuosos, le daban un exterior lleno de nobleza. En el púlpito, su frente ancha, donde se reflejaba su viva inteligencia, su mirada expresiva, su gesto enérgico y superior, ganábanle desde el principio las simpatías de los auditorios más selectos, a los que pronto subyugaba con la lógica de sus raciocinios, los recursos de su fecunda imaginación, la impresión de su palabra melodiosa y convincente; su rica inteligencia, cultivada con fuertes estudios, alimentada por la meditación y serias lecturas, abarcaba universales conocimientos. Por todas partes consiguió el más legítimo éxito. Tenemos a este propósito el testimonio del Cardenal Donnet: «Desde Bridaine, nunca palabra tan potente resonó bajo las bóvedas de nuestros templos. Solidez de pensamiento, brillantez en la forma, perfección en la acción oratoria, emoción comunicativa, todo cuanto impresiona y arrebata al auditorio, se encontraba en sus discursos, que muy bien pueden competir con los de los más grandes oradores de nuestra época».
¿Quién podrá imaginarse la sonoridad de la voz, la autoridad del gesto, esa pasión oratoria y esa vibración del alma que centuplicaban la fuerza del orador? Pero ante todo, en la exquisita delicadeza de su corazón es donde hay que buscar el secreto de su prodigiosa influencia para el bien.
El P. Coindre fue todo bondad para con los Hermanos del Sagrado Corazón, siendo su mayor alegría el estar con ellos. ¡Cuántos rasgos admirables atestiguan esa paternal ternura!”