El Hno. Policarpo y María
En este mes de mayo, mes de la Virgen María, recordamos como era la relación del Venerable Hno. Policarpo con nuestra Madre del Cielo:
Lo que de él dijeron:
«María, la buena madre de todos, era su refugio diario.» (Positio, p. 221)
«Sus cuidados más frecuentes se encaminaban a imitar sus virtudes..., a no emprender nada sin haberlo colocado bajo su maternal protección.» (Positio, p. 221)
«De la devoción a Jesucristo, cuyo Corazón ha amado tanto a los hombres, se desprende como el rayo del sol, como la flor de su tallo, la devoción a María [...]. Y el Hermano Policarpo tuvo la dicha de poseer esta prenda de esperanza y de salvación.» (Positio, p. 442)
Lo que él dijo:
«Junto al amor por la oración, tendré una tierna devoción a la Santa Virgen y a los ángeles custodios...» (Positio, p. 372)
«Enséñame, oh Jesús mío, a experimentar con José y María la dicha de sufrir contigo y por ti.» (Positio, p. 443)
«Me ofrezco a ti, oh Virgen santa, para llevar al divino Niño: deposítalo en mis brazos para que pueda participar de tus cuidados y alegrías maternales.» (Positio, p. 443)
«Oremos los unos por los otros dándonos cita en los Sagrados Corazones de Jesús y de María, nuestro habitual refugio en todas nuestras necesidades.» (Positio, p. 345)
«Queridos Hermanos, imitemos a esta Madre admirable y pronto, llenos del amor divino, no nos importarán nada las cosas de la tierra.» (Positio, p. 446)
«Como María, [...] consideremos todas las maravillas obradas en la encarnación y el nacimiento del divino Salvador.» (Positio, p. 446)