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Pluma Corazonista: Una poesía al Hno. Policarpo


POLICARPO

Tú, superior amable y amado,

que no encontraste exagerado

pedirles a tus hermanos

cuatro horas diarias de oraciones,

además de su trabajo diario;

dile al oído del Corazón de Jesús

la necesidad nuestra de la meditación diaria

-para oír su voz-

háblanos, tú, Policarpo,

para afinar nuestro oído

a los amorosos sonidos silenciosos

que nos transmite el Espíritu

-para que lata nuestro corazón

al unísono del de Jesús-

y que juntamente suframos,

abracemos del pobre,

levantemos al caído,

gocemos con el esforzado

y, todos a una voz, cantemos:

Amor de mis amores,

enséñanos a amar.

Amén. Aleluya.

Hno. Andrés Mercier

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