Santa Margarita María
Hoy celebramos la “Memoria litúrgica” de Santa Margarita María de Alacoque, a quien podemos considerar como la iniciadora de la devoción actual al Sagrado Corazón de Jesús. Se trató de una religiosa de la Orden de la Visitación de Santa María, a quien Jesús se le apareció repetidas veces y le dio a conocer su Corazón. El Hno. Javier Lázaro, nuestro Superior provincial, nos escribe sobre esta figura tan significativa para nosotros y para toda la Iglesia:
El dieciséis de octubre celebramos la fiesta de Santa Margarita María. Aunque nace el 22 de julio de 1647 en el pequeño pueblo de Lautecour en Francia, su ejemplo sigue siendo vigente para nuestro tiempo. En nuestra Regla de Vida aparece mencionada una vez: “El instituto…honra de una manera particular a San José, a los Ángeles de la Guarda, a San Juan Evangelista y a Santa Margarita María” (RdV 19). El testimonio de su espiritualidad está presente en nuestra formación y en la invitación a vivir la amistad con Cristo.
Santa Margarita entra en la intimidad con Jesús, abandonándose totalmente a Él. Pero, a su vez, Él le pide que se abandone totalmente a su Corazón y que disponga libremente de sus gracias: “Todo lo mío es tuyo”. Para nosotros es un llamado a la confianza en forma absoluta. Nos llama a entregarnos totalmente a su cuidado amoroso. Frente al Sagrario aprende a rezar, a dejar las preocupaciones y agobios. Siente que Jesús toma su corazón, se lo devuelve encendido en el fuego de su amor. Vive una profunda transformación interior. Siente la humanidad de Cristo, pues adapta sus gracias o deseos a la obediencia hacia los superiores y a la regla. Jesús se ajusta a la situación personal de ella.
Las tres grandes apariciones siempre van acompañadas de pruebas, que ella no elige. Se limita a unirse a Cristo que sufre en silencio. Ante el desconcierto que siente Margarita, el Sagrado Corazón le dice que se tiene que dejar acompañar por San Claudio La Colombière. Es entonces cuando se da una verdadera comunión de sentimientos, siempre orientados por la caridad hacia sus propias hermanas de comunidad.
Margarita, por las experiencias que nos narra, puede contemplar a Cristo transfigurado, cuando le muestra su Corazón con el fuego ardiente, que es símbolo del amor que necesitamos propagar.