Agosto: Mes Olímpico
Estamos en un mes olímpico. Como cada cuatro años desde 1896, se celebra el mayor evento deportivo internacional multidisciplinario, en el que participan atletas de más de doscientas naciones.
Los Juegos Olímpicos modernos se inspiraron en los del siglo VIII A.C., organizados por los antiguos griegos en la ciudad de Olimpia, entre los años 776 A.C. y 393 D.C. En el siglo XIX , surgió la idea de realizar unos eventos similares a los organizados en la antigüedad, los que se concretarían principalmente gracias a las gestiones del noble francés Pierre Fredy, Barón de Coubertin. El barón de Coubertin fundó el Comité Olímpico Internacional (COI) en 1894.
La evolución del movimiento olímpico durante los siglos XX y XXI ha dado lugar a varias modificaciones: la creación de los Juegos Olímpicos de Invierno, los Juegos Paralímpicos para atletas con algún tipo de discapacidad y los Juegos Olímpicos de la Juventud para atletas adolescentes. Este año por primera vez competirá un grupo de 10 atletas refugiados de diferentes nacionalidades; lo harán bajo el emblema olímpico en lugar de hacerlo bajo sus banderas nacionales. Es otro paso en la visualización del drama de los migrantes y refugiados, en el que el Papa Francisco ha puesto tanto énfasis.
Como educadores seguramente incluyamos a lo largo de este mes algún elemento motivador en nuestras clases relacionado con los Juegos Olímpicos. Es importante no perder de vista cómo estos juegos se inspiran o son compatibles con una mirada cristiana de la sociedad: son una ocasión de encuentro pacífico entre las naciones, invitan a la superación personal y colectiva, se inspiran en valores como la responsabilidad y el respeto, etc.
Reforzando esta idea el Papa Francisco incluyó entre sus intenciones de oración para este mes, una dedicada al mundo del deporte: “Que el deporte fomente el encuentro fraternal entre los pueblos y contribuya a la paz en el mundo”. Y este video nos la presenta en forma visual:
También compartimos una oración que nos puede ayudar a hacer presente a Dios, también en medio de nuestras actividades deportivas, de cualquier disciplina y nivel.
Oración del deportista
Gracias Señor porque me has dotado de potencialidades deportivas y he logrado desarrollarlas en sana competencia. Gracias por permitirme practicar el deporte y conocer a través de él a tantos amigos, lo cual estimula la sana convivencia. Padre, concédeme las energías necesarias para esforzarme cada día más
y buscar siempre mi superación personal.
Concédeme señor iniciar la competencia con optimismo y tener siempre confianza en mis capacidades. Señor haz de mí un deportista humilde, sin menospreciar a mis rivales, aunque haya obtenido el más grande de los éxitos deportivos. Ayúdame a conservar la mente sana, el cuerpo sano y el espíritu del buen cristiano. Amén.