Pluma Corazonista: Una carta a Jesús
Hola, Jesús:
¿Cómo estás? Te siento como preocupado por mí, tal vez más que yo mismo. Seguramente porque paso muy rápido y superficialmente por mi vida, y a esta altura eso no está nada bien.
Pero sea lo que fuere hoy, y ahora, quiero conversar contigo sabiendo que, en realidad, vos pusiste en mí ese deseo de hablar.
Veo que no me alcanzan las energías ni los tiempos para hacer tantas cosas que veo necesarias, en mi vida y a mi alrededor, y que me parecen desprenderse de tu voluntad. Sin embargo hay algo que me dice que mis intenciones no son trigo limpio… Algo me molesta y pienso en voz alta aunque para vos no hace falta: tu rostro se está opacando en mí porque pretendo resaltarlo con acciones, tareas que te muestren a los demás cómo me parece que sos vos. Y claro, no me da el tiempo para hacer tantas cosas para que el mundo crea… ¿No será mejor hacer las cosas que hago simplemente a tu altura y con tus criterios?
Me cuesta mucho manifestar tu rostro con mi vida y mis acciones. Me cuesta poco espejar mis pensamientos e intereses.
Sé que todo esto lo conocés pero, al escribirlo, tomo debidamente nota de ello, y me obligo a pensarlo para discernir tu preocupación por mí y, sobre todo, para sentir el amor que me manifestás con tu actitud obsesiva por mí (perdón por la expresión).
Dame tu gracia para permitirme ser Buena Nueva en todo momento, en todo lugar; para con todos los que me rodean, especialmente para con aquellos que vos preferís. Y dame tu misericordia para ser Buena Nueva en lo profundo de mi corazón.
Jesús, te quiero mucho, vos sabés que sí a pesar de todo…
Un abrazo
Rober
(Hno. Roberto F. De Luca)