86.400 segundos para agradecer
Comenzamos a partir de este mes a compartir con ustedes una selección de recursos pastorales compilados por el Hno. Pedro Ortiz de diferentes fuentes. Estos recursos pueden ser muy útiles paracatequesis (más bien de nivel secundario), reuniones de grupos juveniles, reuniones de docentes o padres, instancias de formación… Agradecemos al Hno. Pedro su trabajo y generosidad y les invitamos a ustedes a que usen libremente estos materiales que publicaremos mensualmente.
Cada segundo de nuestra vida es un momento para estar agradecidos
Sería bueno detenernos un poco y pensar en el real valor del tiempo, de nuestra vida, de cada día. Muchos de nosotros despertamos –no necesariamente con una sonrisa– sino con un sentido de responsabilidad por la siguiente tarea que nos toca realizar; ya sea ir al colegio, a la universidad, al trabajo o comenzar con las cosas de la casa y por lo tanto, el poder despertar y vivir un día más no es visto como una gracia sino como una carga con la cual hay que seguir lidiando.
Pero a partir del acto de despertarnos se nos presenta el día de hoy, ya no como un elemento más de nuestra rutina sino como un conjunto de reales oportunidades para apreciarlo y por lo tanto, agradecerlo. Pero ¿qué implica agradecer? Agradecer por algo involucra haber entendido el valor de ese algo; en este caso, el tiempo que se nos es dado.
La Madre Angélica, fundadora de EWTN, decía que sólo agradeceremos por el momento presente si de verdad comprendemos que el día de hoy es nuestro mayor regalo ¿Por qué? Porque cada día puedo aprender algo nuevo, hacer algo bueno, etc. Más aún, durante el hoy puedo ofrecer cualquier sufrimiento que experimente por alguien que lo necesite, para pedir a Dios una gracia, etc. Cada día puedo tomar las decisiones correctas… ¿Es esto difícil? Por supuesto, pero por lo menos ¡tengo la oportunidad!
Vivimos tan sumidos en un ritmo frenético que se nos hace difícil entender que nuestra vida puede cambiar en tan sólo uno de esos 86.400 segundos que tenemos cada día… por lo que mientras más tiempo tengamos, mayor es la gracia y la oportunidad que Dios nos da para conocerlo, para hacer el bien, para amar…
Pero ¿qué implica agradecer? Agradecer por algo involucra haber entendido el valor de ese algo; en este caso, el tiempo que se nos es dado. Y estar conscientes de esta realidad debería afectar nuestra vida cotidiana, debería repercutir en cómo vivimos este preciso momento y hacer brotar en nosotros un continuo agradecimiento. Ciertamente, nuestra gratitud hacia Dios y nuestra vida de fe crecerá en la medida que interioricemos lo insondable de su amor y su cuidado por cada uno de nosotros un poco más cada día
¡Que así sea!