30 de mayo: Aniversario del fallecimiento del Padre Andrés Coindre
En la Iglesia no se celebra a los santos el día de su nacimiento sino el día de su muerte, es el día en que entraron en el Cielo. Este 30 de mayo queremos también celebrarlo recordando la entrada en el morada celestial de nuestro Fundador.
El 30 de Mayo de 1826, en el Hospital de Blois, fallece el Padre Andrés Coindre. Su intensa dedicación a sus obras apostólicas le produjo un agotamiento general y ataques de locura. Andrés murió mártir de su entrega a los niños y jóvenes en necesidad, de las misiones a un pueblo descristianizado, de su celo por la formación de los sacerdotes.
El Hermano Xavier, primer Hermano del Jnstituto, fue testigo privilegiado de todos aquellos acontecimientos que dejó registrados en sus “Memorias”. Veamos qué significo la muerte del Fundador para la naciente congregación y cómo se procedió en aquellas circunstancias para elegir como sucesor al Padre Francisco Coindre, hermano del Fundador:
“No creía el buen padre Coindre que ésta fuera la última carta que dirigiría a sus hijos. Dios, que reservaba la más grande de sus pruebas a esta pequeña comunidad que acababa de nacer, les privó de su padre en el momento en el que tenían más necesidad. Su muerte acaeció el 30 de mayo de 1826. Apenas tenían cinco años de existencia, encontrándose sin experiencia y sin medios. Dicho fallecimiento les sumió en un profundo abatimiento. El Instituto contaba entonces con once establecimientos.
Los Hermanos, encontrándose huérfanos y conociendo por otra parte las disposiciones del fundador, se reunieron para proceder legalmente al nombramiento del nuevo superior. La reunión tuvo lugar el 14 de junio de 1826. Considerando que el señor François Coindre nos había sido dado como padre-capellán y considerando que había secundado a su hermano en todas sus empresas y que, por otra parte, el padre fundador le había ya nombrado su sucesor, no había por qué dudar; se llegó a la votación con escrutinio secreto; obtuvo ocho votos sobre nueve, el otro voto fue para el señor Romain Montagnac, superior del seminario menor de Monistrol”.